Personajes Principales:

26 de abril de 2010

Capítulo 6: Presa fácil...

Seiji comenzó a portarse muy distante conmigo, después del encuentro con Grisam, parecía molesto a cada momento, seguramente no se sentía celoso de tal situación, pues yo no le atraía en absolutamente nada.

Pensé en que Grisam nunca saldría de mi tonto corazón de vampiro y sobre todo, me alarmó el que la propuesta de Sarah, me haya inquietado. ¿Sería capaz de abandonar a mi padre al igual que ella? Y lo peor de todo: ¿Sería capaz de irme con ella, si ni siquiera sabía a dónde iriamos?

Las intenciones de Sarah no me eran precisas, pero realmente ella siempre había guardado cierto misterio sobre su vida, ahora que recordaba, casi nunca manteníamos una conversación propiamente dicha, la mayoría de mis años me las pasaba hablándole, tratando de agradarle, y ella solo escuchaba y me miraba expectante, tal vez creía que algún día maduraría y mientras tendría que soportarme, pero realmente se había equivocado.

Sarah tenía una belleza aún más extraña y dominante que cualquiera de nuestra especie. Quizá eso hacía que todos los hombres la miraran, fueran o no humanos.

Alguna ocasión pude sentir celos por ella, después, cuando ya no supe más del camino que había tomado, me sentí terriblemente culpable, y ahora que había vuelto y sabía que se encontraba bien, una sensación placentera recorría mi cuerpo, me encantaba la idea de recuperar a mi hermana, ya que Alexander había muerto, y se me presentaba otra oportunidad, para no dejar ir a una de las pocas personas que amaba.

Sin volverlo a meditar tomé la maleta que estaba en el armario, aquella que me servía cada que visitábamos algún lugar del mundo. Tonta. Pensé, pues con la impaciencia que caracterizaba a Sarah, y a donde quisiera llevarme, seguramente no admitiría un equipaje portentoso. Así que tome un pequeño morral, que colgaba del dosel de mi cama.

Comencé a llenarlo con objetos básicos y de limpieza personal, una muda de ropa y mi eterno compañero, aparte de Demian: La princesa manca. Aquel libro que desde que papá me lo había regalado, no dejaba de imaginar un mundo imperfecto, que con las adecuaciones correspondientes, y con la cooperación de todos los habitantes de aquel reino, los imposibles ya no lo eran más, cualquier cosa valía la pena con tal de intentar ser feliz. Justo la cosa más lejana del mundo en el que yo me encontraba inmersa.

Mis ojos escocieron por la nostalgia que me había invadido y dos abundantes lágrimas recorrieron mis mejillas. Me apresuré a limpiar el rastro de mi tristeza. Ese libro sería un decoroso recuerdo de mi padre, puesto que era uno de los testimonios de su amor, y yo lo abandonaría, al igual que mi hermana. Pero no sin antes, haberle dejado una nota.

Me senté en el borde de la cama, tomé una libreta y con una pluma de mi buró comencé a redactar…

Querido padre:

Sé que tardarás en perdonarme. Pero con la insolencia que me permito tener, te digo, que de alguna manera sé que lo harás.

La muerte de Alexander nos ha afectado a todos, tengo que irme, tomarme un tiempo para mí y dejar también, que ustedes respiren. Dile a Seiji, que hizo muy bien su trabajo, y que sin él no podría seguir viva, pero es tiempo de que tome las riendas de mi destino y decida que es lo que quiero.

No sé cuando volveré, pero prometo que lo haré, y para entonces, espero ser digna del apellido Detelo, del que tanto he parecido burlarme, por mi tonto comportamiento.

Atentamente. Karim.

P.D. Sarah está bien y yo lo estaré.

Arranqué la hoja y la coloqué sobre mi cama. A mi mente vino un recuerdo. Mi madre, desde que yo era muy pequeña, me contaba historias de grandes castillos y princesas abnegadas, decía que las lágrimas eran un líquido que brotaba de los ojos de los humanos, cada que estos tenían una emoción tan fuerte como la tristeza, el odio o inclusive la felicidad. Si hubiera sido humana, seguramente habría inundado toda mi habitación, y hubiesen pensado que alguna tubería se había averiado, pero al ser una vampiro, siempre me había avergonzado de mis lagrimas escarlatas, que revelaban el sufrimiento de alguien más, para que yo pudiera sobrevivir.

Esperaba impacientemente cualquier sonido que pudiera provocar Sarah, pero lo único que lograba percibir, eran los pasos desesperados de Seiji al otro lado de la puerta, y su sombra danzando de un lado a otro, comenzó a ponerme los nervios de punta.

– Tranquilízate Karim – me dije, pero todo era inútil.

Los pasos cesaron, y se abrió de un tirón la gran portezuela de mi habitación.
– ¿Estas bien? – preguntó Seiji, cuando entro. Pensé que sospechaba algo, pero tal vez su nerviosismo, mal disimulado, se debía a nuestra relación distante.
– Sí, claro – contesté decidida a no mantener contacto con sus cálidos ojos.
Pues de lo contrarío mi mirada me delataría. – ¿Por qué lo preguntas? – dije involuntariamente.

– Perdón por entrar de esta manera, es sólo que te he visto muy extraña últimamente – me contagió su incomodidad.
– Para nada Seiji – era la primera vez que pronunciaba su nombre, era como si algo se hubiera roto entre los dos, algo, que realmente nunca inició. Y el, lo notó.
– ¿El humano tendrá que ver en tu sentir? – dijo como no queriendo.
– Puedes decirle Grisam, así es como se llama y recuerda que ya no es humano – miré a la ventana inconscientemente, a la espera de Sarah, pero tan solo visualizaba la cerca del territorio, tan vieja como la misma casa.

– Para mi puede ser solo alimento – cuando dijo esto, giré mi cabeza rápidamente en su dirección, sus palabras traspasaron mi pecho. Tal vez sólo imaginaba lo que el sentía, pero no podría descifrarlo con exactitud.
– Para mí puede ser solo tormento – dije siguiendo su línea – Pero aún no estoy segura – volví la mirada a la ventana – Gracias Seiji. Gracias por todo – intenté despedirme con eso, pero el lo malinterpreto.

– Así que… ¿Ya no me necesitas? – dijo notablemente herido.
– No, Seiji. Es sólo que no te he agradecido lo que has hecho por mí – intenté tranquilizar el ambiente, pero no funcionó.
– No debes agradecer nada. Uno sacrifica todo por quien quiere – se sentó a mi lado, en el borde de la cama.

Puse mi mano temblorosa, en su magnifico rostro.

– Lo entiendo, es por eso que tu Brigada te admira tanto, y yo también, pues solo tengo palabras buenas para describirte – en sus mejillas se había arremolinado una nube de sangre, que me hicieron agua la boca, tragué saliva y miré nuevamente a la ventana, no entendía como el aún no era un inmortal si meritos no le faltaban.

– Admiración – Seiji bufó extrañamente y salió como un rayo de la habitación. No comprendí nada de aquello. Y ni siquiera tuve tiempo de meditarlo. Los golpeteos en mi ventana comenzaron.

Cerré el morral con dificultad. Y me lancé sin más, por la ventana. Caí un tejado más abajo, justo en la cúpula del estudio de mi padre.
Giré para encontrarme con Sarah, al pie de la gran casa de la familia, pero lo que encontré no me gusto nada.

Gabriel sonrió, a la luz de la luna, sus ojos brillaban como los de un gato, tan curiosos como misteriosos y en su caso: peligrosos.

Intenté regresar a mi ventana de un nuevo salto, pero alguien me detuvo por el cabello, ahogué un grito, si de mi boca surgía algún sonido, mi familia tendría que enfrentarse a los Trashumantes, cosa que me aterraba.

– No tan rápido cariño – dijo el que me tenía tomada por el cuello.
– Suéltala – dijo la voz de Gabriel cuando lo alcanzó en el tejado. Aquello era mi fin y una escena patética de la tonta chica que tomo con facilidad el señuelo.

Cuando Gabriel se puso frente a mí, reconocí el odio que irradiaba mi cuerpo.

– Te dije que volveríamos a vernos ¿No es así? – acarició mi mentón como si fuera un cachorro de Bichón Maltés, así que le escupí el rostro.

– Bastarda, porque no… – gritó el que se encontraba detrás de mí, apretándome aún más fuerte. Gabriel se limpió el rostro con rapidez y con un solo gesto hizo que su secuaz callará.

– Me cobraré todo lo que me has hecho, pero a su debido tiempo – miré desesperada hacia las ventanas de las recamaras que aún se hallaban iluminadas.
– ¿Quieres pedir ayuda? – dijo sarcásticamente Gabriel – Eso me emocionaría bastante – añadió.
– Negué con la cabeza – mi cerebro estaba colapsando y mis fuerzas no estaban a la altura del tipo que me sostenía.
– Veamos… – dijo Gabriel, como esperando a alguien miró a su alrededor.

Justo en ese momento, quise aprovechar para desasirme del hasta ahora desconocido agresor. Me tomo dos segundos golpearle el rostro, dar una voltereta en el aire y caer en el estanque que estaba a un lado de la cerca.

Me sumergí, y pronto, como un misil, Gabriel me alcanzó, salté fuera del agua y nuestros cuerpos se encontraron, me abrazo con sus cuatro extremidades y mordió mi cuello. Un color negro formó parte de mis pensamientos, un vacío me llenó y no supe más de mí. El águila tenía a su presa.

3 Comments:

  1. Amy Angel said...
    Este comentario ha sido eliminado por el autor.
    Bella4ever said...
    Hola como estas?, gracias por pasarte x mi blog, yo tmb paso x el tuyo, tengo pendiente leer tu historia , lo prometo, te mando un besote♥
    Amy Angel said...
    hOla nenis!!
    weno va! me paso otra vez :) y borre aquel comentario donde te avisaba n_n
    no soy muy amante de los c&p y no los uso a menos q los considere necesarios xD

    ahora si! me lei este capi!
    obvio no entiendo mucho y tengo q empezar desde el primero para saber de q va todo.
    pero te dire! me encanto como redactas! al principio me quede como O_O "eso lo escribe ella" wow! esa forma de comparar las cosas con los sentimientos. yo nunca lo he podido hacer 77 sinceramente no me sale xD
    y ese final... estoy segura q mas de una te querra matar!!
    justo dejarlo ahi y asi!!

    jejejeje

    weno cuando termine de leer todo completo te aviso sale

    ya poste el capi 1♥

    espero q estes de 10

    besines


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Ilustración ganadora:

Hecha por mi amiga Giuli de Hollywood-Editions.