Personajes Principales:

1 de abril de 2010

Capítulo 3: Reunión Familiar.

Mi andar se volvió lento cuando visibilicé la fachada de la Brigada, respiré pausadamente, aunque mis pulmones no necesitaban mucho del oxigeno, solía estresarme y sentir que no respiraría más cosa que necesitaba para que mi corazón siguiera irrigando mi alimento a través de mi cuerpo.

La Catedral de Bristol solía ser, desde hacía mucho tiempo, el lugar donde se celebraban convenciones de vampiros Británicos, y alguna que otra vez, del extranjero. La construcción impactaba desde sus afueras, pero estar dentro con una horda de vampiros, era indescriptible.

La puerta principal estaba abierta y corrí hacia el fondo de la catedral, hacia una puerta que se encontraba detrás del tablón que constituía el altar. Allí era donde se encontraban las escaleras hacía las catacumbas que se excavaron después de la Guerra Civil y donde servía de locación para cada llamado de la Brigada.

Cuando apenas abrí dicha puerta, un rostro afable y lleno de experiencia aguardaba a mi llegada. Celia, la vampiro que llevaba todo movimiento administrativo de nuestra Brigada, estaba subiendo la escalera con gesto de preocupación.

– Karim, que bueno que has llegado, ya esperan los japoneses y la hija del señor Caravaggio – torcí el gesto, pues Celia estaba con los nervios de punta y odiaba a la menor de los Caravaggio.
– Esta bien Celia, estoy completa – sonreí con perturbación y le mostré mis manos.
– Esto no es gracioso Karim, tu padre no ha dicho nada, pero nosotros sabemos como ha buscado a Gabriel desesperadamente y cuando hablaste con él y le dijiste que le habías visto, por un momento…
– ¿Qué Celia? – insistí.
– …Por un momento pensó que te había perdido – finalizo Celia con dolor.

– Celia no me compliques más las cosas, esto me paso por ir en busca de Grisam – acepté indignada.
– Dijiste que no volverías a hacerlo Karim – apuntó Celia como si fuera mi madre.
– No lo busqué en ese sentido Celia, esta vez fui a matarlo, para ver si así se iba mi dolor, pero creo que no resulto en lo absoluto – le tomé de las manos, pero la dramática escena se esfumo con la entrada de mi tía.

– Veamos, ¿qué tenemos aquí? – dijo tía Oralia, que con un rostro impasible reflejaba un poco del odio que me tenía, caminó a mi alrededor y fingió inspeccionarme – ¿Por vez primera te dignaste a entrar a una convención de “tu” Brigada? Ó es que ¿Ya estamos a tu altura? – me fulminó con la mirada, pues nunca había sido de su agrado.

– Déjala en paz Oralia – mi madre había ingresado tan sigilosamente que nadie había notado su presencia, su rostro era hermoso y mantenía un gesto de nobleza aunque estuviese enojada, me hubiera gustado parecerme a ella, pero eso sólo había pasado con mi hermana Sarah – Tal vez no viene porque cada que puedes, haces evidentes cada uno de sus movimientos – mi madre me sonrió.

– ¿Crees que me avergüenzo de mi sobrina, Adara? – tía Oralia hizo una pausa para contemplarme – Por favor, si tenemos frente a nuestros ojos a la próxima Exterminadora estrella de Trashumantes – en un acto de excesivo sarcasmo me quito de su vista y procedió a preguntar – ¿Y Gabriel? ¿Dónde esta? Ya quiero divertirme con él Karim, comparte a tus presas – fingiendo emoción se quedo callada por fin. Así que, el silencio duro hasta que ella misma lo rompió.

– Oh claro, el se fue y no pudiste detenerlo, ¡¿Ni siquiera en nombre de Alexander?! – su rostro denotaba un dolor añejo. Siempre supe que mi hermano Alexander había sido su favorito, y que hubiera preferido que Gabriel terminara conmigo, así que me culpaba todo el tiempo de su ausencia.

– Vamos Karim, tu padre nos espera – mi madre me había tomado por la barbilla, y sonriendo me ofreció su mano, le agradecía que me librara de tía Oralia, pero sabía que a ella también se le incrustaba en el pecho el recuerdo de Alex, como si fuera una daga de plata.

La habitación de las reuniones parecía un juzgado, con todo y los estrados. Sus muebles de Ebano y los relieves tan elaborados sobre cada superficie, hacían que mi estomago recién alimentado, se crispara.

En las reuniones había de todo, o casi todo: había vampiros maduros, jóvenes, también había Terrenales: humanos que tenían alguna habilidad sobrenatural ya sea física o psíquica, y algunas veces algún vampiro antiguo, aunque en esta ocasión no se le veía a ninguno de ellos.

Me quede casi petrificada en la puerta. Mi padre me veía conmocionado, como si todavía no creyese que yo estuviera allí, no tardo en llamarme.

– Karim, pasa y siéntate a mi costado – dijo tranquilamente.
– Si padre, claro – crucé el extenso pasillo que daba hacia el estrado principal, miré hacia la Brigada Japonesa que se encontraba presente a mi costado derecho, ya estaban en su mayoría de miembros principales, noté que su titular se hallaba ausente, cosa que me tranquilizó. De entre ellos, una chica me saludaba, tarde en reconocerla, pero era quizá la única con la que simpatizaba de esa y otras Brigadas.
– Hola – saludé a Naomi, la chica más desinhibida que había conocido mucho tiempo atrás y que al parecer no me había olvidado.

Por fin me concentré en el destino, llegué hasta donde mi padre y me senté a su señal. Espere a que algo pasara, pero al parecer mi padre también esperaba algo.

¡Boom! La puerta principal se abrió de golpe. Mi estomago se encogió. El dirigente de la Brigada Japonesa había entrado con tal estrépito, que pude sentir la tensión de todos los allí reunidos.

– ¡Se nos ha salido todo de las manos Orestes! – Seiji Nakamura, jefe de la Brigada Japonesa hablo con un profundo coraje y dirigiéndose solamente hacia mi padre, pero también pretendió parecer guardar cierto respeto hacia mi padre. Su entrada, el tono de su voz y su belleza misteriosa, habían dejado a todos atónitos.

Mientras tanto, su rostro impasible e infantil, a la vez había provocado que la sangre recién consumida se me arremolinara en las mejillas, como a una chica de 14 años frente a su ídolo adolescente, era una de las cosas que odiaba al no ser inmortal, al no ser una vampiro muerta muchas reacciones corporales se asemejaban a la de los humanos.

– Tranquilízate Seiji – instó mi padre – ¿Qué es lo que ha pasado? –

– Hemos tenido un altercado con algunos Trashumantes, exterminaron a una de mis aldeas – Yui, hermana de Naomi se había parado al instante de las declaraciones de Seiji. Yui era de esas chicas que nunca sonreía, era todo lo contrario a su hermana Naomi, puedo decir que su voz me era desconocida, hasta ese momento.
– Pero ¿Están todos bien? – Yui esperaba tener una respuesta favorable pero Seiji solo inclino la cabeza.

– ¿Era Gabriel? – mi tío Ovidio había pasado desapercibido, hasta que formuló esa pregunta y externo su preocupación.

– No – Seiji pareció extrañado pero respondió concisamente – Eran Adelle y el bastardo de Launder, así que, Orestes solo vine a organizar cuadrillas para buscar a esos y exterminarlos como la plaga que son – Seiji se notaba más que áspero, pero mi admiración por el seguía en pie. Aún podía recordarlo como el primer hombre del que me enamoré. Incluso mucho tiempo crecí, con el firme objetivo de sobrevivir en ese mundo sólo para el, pues me llevaba muchos años por delante; esto, solo hasta que llegó Grisam, pero al parecer esa sensación de admiración regresaba con solo verle.

– Veamos las cosas con calma – dijo mi madre haciendo notarse también – Gabriel le ha hecho daño a la familia – se le hizo un nudo en la garganta – Adelle y Launder también, pero no creo que debamos perseguir a todos ellos son parte de nuestra especie, ¿lo recuerdas Seiji? Incluso una de tus hermanas esta entre ellos – mi madre no debió haber dicho eso, pero Seiji mostró un rostro tan serio como antes.

– Kayla es una traidora, ¿Crees que yo le dejaría vivir a ella y sus aliados? Me indignas Adara – Tomo el asiento más cercano a Yui, que parecía admirarlo con el brillo de su mirada.

– Karim tuvo un encuentro con Gabriel el día de hoy – notificó mi padre y recobré mi existencia dentro de la sala. Seiji comenzó a buscarme con la mirada. Cuando me hubo encontrado, inclinó la cabeza como señal de saludo, a lo que correspondí con una sonrisa estupida.

– ¿Estas bien? – pregunto Seiji sencilla, pero sinceramente.
– Sí – me miró con tal intensidad que pude haberme olvidado de los allí presentes. Yui se inclino un poco hacía el, rompiendo la conexión que había en nuestras miradas.
– ¿Qué fue lo que paso Karim? – mi padre me recordó el motivo de mi presencia.
– Me pidió que te diera un mensaje padre – esperé su aceptación.
– Adelante Karim –
– Gabriel dijo: “Dile a tu padre que no me enlistaré en su Brigada, adviértele que podría perder algunos de sus miembros durante las próximas semanas y no me detendré ni siquiera por Ovidio”.

– ¿Qué? – cuestionó Helena Caravaggio, esa pequeña arpía, que juzgaba como si entendiera solo un poco de lo que pasaba, bueno, aunque realmente yo tampoco entendía mucho – Orestes ¿No me diga que usted ha extendido alguna invitación al joven Gabriel a su Brigada? – dijo con petulancia.
– No, no entiendo porque lo dijo, supongo que quiso dar a entender que no habrá paz entre Trashumantes y Brigadas – conjeturó mi padre.
– Seguramente… – dijo uno de los gemelos de la Brigada Japonesa.
– … Ovidio lo hizo – concluyó el segundo, por ser gemelos, obviamente, era inútil diferenciar quien era Hayami y quien Hasuki Matsumoto.

– Claro – dijo uno de los Terrenales allí presentes – Seguramente por eso Gabriel dijo que ni siquiera por Ovidio lo haría.

– ¿Creen que tengo algún nexo con Gabriel y que traicionaría alguna Brigada? – dijo indignado tío Ovidio.
– No serías el único – dijo cruelmente Seiji.

– Necesitamos investigarlos. Bien Seiji, no podremos hacer nada por ahora. Es como tener los brazos atados – propuso mi padre – Conoce a tu enemigo – finalizó.

– Mientras tanto debemos centrarnos en la búsqueda de Sarah y no dejar sola a Karim – dijo Seiji calculando la situación – Ellos intentaran llegar a ustedes a cualquier precio – señaló a mi padre, tío Ovidio y tía Oralia – Son pilares fundamentales en las Brigadas –.

– Y ¿Qué propones Seiji? – dijo Yui – ¿Qué la encerremos? – su tono no me agrado nada, cuando señalo en mi dirección.
– No, yo mismo la cuidaré – Tanto Yui como yo nos sorprendimos por el contenido de su oración, aunque sabía que Yui podía estar muriendo de celos, yo, por el contrario, no podía esperar para saber en que sentido me cuidaría.

– Te lo agradezco Seiji, eres un gran hijo para mi – dijo mi padre – Mañana tienes que seguir con tu vida humana Karim, debes dormir o tu cerebro colapsará – mientras decía eso, algunos integrantes de la improvisada asamblea ya se despedían, y no pude ver en sí cuando es que había terminado aquella "Reunión Familiar".

– Si padre – me acorde responder. Hice una reverencia a los presentes y me despedí. Caminé hacía la salida y al instante Seiji me siguió y se instauró detrás mío. Entendía que siendo aún mortal y no teniendo una preparación bélica exhaustiva, yo sería blanco fácil para cualquiera, pero no comprendí a partir de que momento Seiji me cuidaría, así que a pesar de mi sonrojo y un poco de autosuficiencia, tendría que encontrar el momento perfecto para cambiarme la pijama.

1 Comment:

  1. Adriel said...
    Hola una amiga me dijo que leyera tu historia, que como llevas poco le iba a tomar el hilo rapidamente.

    No acostumbro a hacerlo, pero ella parecía insistente. Pero...

    Creo que desde la música hasta la misma portada son ideas muy precisas y buenas. Me gusta tu estilo para escribir y casi no tienes faltas de ortografía, porque debería de enseñarte otros blogs donde los ojos duelen al leer, ya te envie mi mail a las dos direcciones que facilitas, espero me agregues pronto y me cuentes más sobre tu historia.

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Ilustración ganadora:

Hecha por mi amiga Giuli de Hollywood-Editions.