Personajes Principales:
8 de julio de 2010
Giré sobre mis pies tan rápido como pude, al tiempo que desenvainaba mi espada. Sobre el arenal se encontraba mi hermana Sarah, deteniendo a Grisam por el cuello, e imitándola, Launder sujetaba a Gabriel. Detrás de ellos había un centenar de vampiros, que por su atuendo, parecían ninjas al acecho.
– Hola Karim – susurró Sarah con el rostro empapado. Quizás el miedo y la confusión hacían que mi cerebro estuviera trabajando horas extras, y no podía mirar a un solo sitio de la imagen que tenía sobre ella.
– ¿Sarah? – dije al fin.
– ¿Sarah? – dijo ella, con una pobre imitación de mi voz.
– ¡Maldito traidor! – gritó Gabriel, al tiempo que Launder le sujetaba con más fuerza.
– ¿Traidor dices? – Preguntó Sarah a Gabriel – tú – índico a uno de los hombres de negro que estaba más cerca – ¡Sujétalo! – le ordenó refiriéndose a Grisam. El hombre le obedeció y al quedar libre, Sarah se paseo a mi alrededor, entre la lluvia. Y yo, no entendía nada de aquella extraña escena.
– Este niño – dijo señalando a Grisam – es mi creación – al ver que no me inmute, prosiguió – pero eso debes saberlo ya, aunque el no entendió que me pertenecía, y por eso merece morir – concluyó fulminándolo con la mirada.
– Nadie te pertenece Sarah, y no entiendo este teatro – dije juntando mis pocas fuerzas.
– ¿No? pues entenderás ahora – el hombre que sostenía a Grisam le soltó, y Sarah subió en su espalda, giró su cabeza tan bruscamente, que se la arrancó de tajo, su cabeza rodó sobre la tierra, al momento en que comprendía que su vida se había esfumado, tan efímeramente como había llegado.
Fue entonces, cuando me lancé al ataque, con la espada bien sujeta, pero ella salto al lado opuesto.
Me detuve ¿estuve a punto de atacar a mi hermana? me cuestioné. Si, realmente eso deseaba hacer.
– Venía a hacer, una especie de alianza con estos – señaló con un ligero cabeceo a Gabriel, aún en brazos de Launder – Pero creo que han tenido más apoyo tuyo, del que yo podría disfrutar alguna vez – dijo Sarah llenando de ira cada palabra.
– ¡Maldita sea! – dije gritando hacia ningún lugar en particular – ¿Qué demonios pasa aquí? ¡¿Por qué has matado a Grisam?! – sollocé – ¿Qué es lo que quieren en realidad? – mi mente desesperada no sabía que más agregar.
– Siempre fuiste la preferida de papá – dijo Sarah con un toque infantil – mis padres no encontraron mejor tesoro desde que llegaste a este mundo y por eso ¡te odio Karim! – reveló Sarah.
– ¿Por qué habrías de odiarme? si yo te amo como lo que eres, mi hermana – mi estomago se contraía por el dolor de aquellas palabras. – ¿Ya lo has olvidado? – pregunté lastimeramente.
– Ahora estarías muerta, si tan solo no hubieras sido tan estupida como para que Gabriel te secuestrara – dijo llena de ira – A eso iba yo esa noche Karim, a matarte de una vez por todas – declaró.
– Esta bien, quieres odiarme ¡pues hazlo! pero nadie que esté en este campamento tienen nada que ver conmigo – dije intentando proteger al campamento.
– ¿No me digas que no te has enamorado del pequeño Gabe? – dijo aludiendo a Gabriel.
– Aunque así fuera yo no pinto nada aquí – me dolía aceptarlo, pero así lo consideraba.
– Siempre has sido bastante ingenua, nada de aquí me interesa ¿No entiendes que lo que quiero es entrar a la Brigada y tomar todo lo que se pueda? – A cada palabra Sarah hería mi corazón.
– ¿Por qué habrías de hacer eso? Bastaría con que te reconciliaras con papá y estirarás un poco la mano – sugerí.
– Bastaría con que… – me imitó nuevamente – ¿Siempre te han gustado las cosas fáciles verdad? – me cuestionó – ¡pues no, quiero matar a todos los que pueda a mi paso, por hacerme tan infeliz a costa tuya! – finalizó.
– Pues deberías empezar conmigo – le reté.
– No me arriesgaré en este sitio, no me han atacado, porque temen que te mate aquí mismo, además, papá tendrá que verlo, y así tal vez dejará de idolatrarte – miraba sus uñas, como si fueran lo más importante en ese momento.
– O tal vez te odiará más – dije después de un tiempo.
– Me llevaré a los más jóvenes – pude ver demasiado odio en sus ojos y me dio un miedo tan profundo que había olvidado la tarea de respirar – Y si no entran este domingo a la Brigada, los mataré a todos ellos, pero si colaboran, estarán de vuelta en este cuchitril – amenazó Sarah.
– ¿Y de qué te servimos nosotros? – le dije a Sarah.
– Facilitarán nuestra entrada a Bristol, servirán como distracción y obtendrán su recompensa – anunció.
– Y yo mi muerte – dije “razonando” sus palabras – Y ¿A quienes más piensas matar? – pregunté como si fuera cualquier cosa.
– Al bastardo de Ovidio y de paso, deberás convocar a los nipones y a los Caravaggio, espero que se encuentre Helena, me será más fácil que ir a sacarla de sus catacumbas.
– No entiendo por que haces todo esto, pero cumpliré con mi parte, y espero que tu cumplas la tuya – le respondí.
– No seas imbécil Karim, si ellos sucumben, el poder de cada Brigada será mío, mi padre nunca ha podido tomar el mando como es debido, y entonces mi madre se sentirá orgullosa de mí – al darse cuenta que todos la miraban, reparo nuevamente en mí –Tienes poco tiempo Karim, nadie te extrañará, ni siquiera eres hija de mis padres y aún así no entiendo porque sienten algo por ti– dijo sin tener en cuenta que yo creí no haberla esuchado.
– ¿De qué hablas Sarah? – sus palabras eran demasiadas, eran como puñales que se encendían dentro de mi cuerpo.
– ¡Basta ya de tus amenazas! ¡¿por qué no te largas?! – Alexander llegaba detrás de mí, con algunos Trashumantes, la interrumpió y no me interesaba entrar en sus calumnias.
– Hermanito ¡¿qué milagro?! – dijo Sarah arqueando una ceja.
– ¡No mereces ser mi hermana! – Alexander se irguió y mostró terriblemente sus colmillos, era un gesto familiar entre vampiros, pero me resultaba aterrador en su rostro angelical.
– Ni siquiera es tu hermana – dijo Sarah hacia Alex – Estas advertida Karim, el domingo al anochecer – me reiteró mi antes hermana y ahora enemiga.
– Allí estaré – acepté.
– Llévense a esos niños – ordenó Sarah a su orda de vampiros.
Los jóvenes que tomaban mi entrenamiento, habían esperado pasiblemente a un costado del arenal, nos miraban a Gabriel y a mí, como analizando la situación. De entre todos los jóvenes, que el grupo de Sarah arrastraba, el que más les había dado pelea, a la hora de reclutarlos, había sido Neithan, y al notar la tristeza en mis ojos, extrañamente se tranquilizo en brazos de uno de aquellos hombres con aspecto de ninjas, quizá aceptando lo que se venía y aceptando mi promesa de liberarlos.
En cuanto se perdieron de vista, noté que todo mi resentimiento para con Alexander se había evaporado, suspiré y corrí a sus brazos, me acarició el cabello, como si fuera una frágil y pequeña muñeca de trapo, tal y como me sentía.
– Haremos un plan – Alexander intentaba tranquilizarme, pero todo era inútil.
– Me he cansado de planes Alex – iré lo más pronto posible hasta la Brigada, y prepararé todo para el domingo. Le notifiqué.
– No estas preparada Karim – Alexander insistió con ternura.
– Esta vida en muerte me ha preparado para muchas cosas, menos para ser odiada por mi propia hermana y vivir entre mentiras, me he cansado y es todo lo que tengo que decir – concluí.
Besé la mejilla de mi hermano, no importaba si era hija de Orestes y Adara, no importaba si era hermana de Sarah o de Alex, yo aún les quería como tales y haría lo que fuera necesario, para mantenerles a salvo.
Caminé hacia mi habitación Gabriel me miró cuando pase a su lado, no pude descifrar su mirada, así que seguí de largo, todo el campamento se había quedado en silencio, los únicos ruidos que se apreciaban eran las gotas de lluvia, al hacer contacto con la tierra, y el grito de aquellos humanos encarcelados que nos servían como alimento. Ahora, eso me parecía más cruel de lo que en realidad era, y entonces comprendí, que no volvería a ver a Grisam, y lo mucho que había significado para mí.
Me lamenté en silencio, debía ser más que una victima, tal vez el destino querría que me hallara en ese estado y seguramente por ello me ponía pruebas cada vez más difíciles. Yo debía superar todo obstáculo y emprender mi corto camino hacia la muerte.
Recordé cuando podía simular ser una humana, en el instituto Morton Sheiman, me pregunté por la vida de mi amigo Leonard, y vinieron a mi memoria nuestros problemas inocentes, pero el recuerdo que sumía a todos ellos, fue el de mi primer beso, con Grisam, en la fiesta de Sally.
Grisam había sido una victima de las circunstancias. En ese momento anhelé ser una simple humana, y quería rendirme ante todo lo sucedido, pero era demasiado tarde, y el tiempo amenazaba con aplastarme, como a un gusano, si, un gusano chupa sangre.
– Hola Karim – susurró Sarah con el rostro empapado. Quizás el miedo y la confusión hacían que mi cerebro estuviera trabajando horas extras, y no podía mirar a un solo sitio de la imagen que tenía sobre ella.
– ¿Sarah? – dije al fin.
– ¿Sarah? – dijo ella, con una pobre imitación de mi voz.
– ¡Maldito traidor! – gritó Gabriel, al tiempo que Launder le sujetaba con más fuerza.
– ¿Traidor dices? – Preguntó Sarah a Gabriel – tú – índico a uno de los hombres de negro que estaba más cerca – ¡Sujétalo! – le ordenó refiriéndose a Grisam. El hombre le obedeció y al quedar libre, Sarah se paseo a mi alrededor, entre la lluvia. Y yo, no entendía nada de aquella extraña escena.
– Este niño – dijo señalando a Grisam – es mi creación – al ver que no me inmute, prosiguió – pero eso debes saberlo ya, aunque el no entendió que me pertenecía, y por eso merece morir – concluyó fulminándolo con la mirada.
– Nadie te pertenece Sarah, y no entiendo este teatro – dije juntando mis pocas fuerzas.
– ¿No? pues entenderás ahora – el hombre que sostenía a Grisam le soltó, y Sarah subió en su espalda, giró su cabeza tan bruscamente, que se la arrancó de tajo, su cabeza rodó sobre la tierra, al momento en que comprendía que su vida se había esfumado, tan efímeramente como había llegado.
Fue entonces, cuando me lancé al ataque, con la espada bien sujeta, pero ella salto al lado opuesto.
Me detuve ¿estuve a punto de atacar a mi hermana? me cuestioné. Si, realmente eso deseaba hacer.
– Venía a hacer, una especie de alianza con estos – señaló con un ligero cabeceo a Gabriel, aún en brazos de Launder – Pero creo que han tenido más apoyo tuyo, del que yo podría disfrutar alguna vez – dijo Sarah llenando de ira cada palabra.
– ¡Maldita sea! – dije gritando hacia ningún lugar en particular – ¿Qué demonios pasa aquí? ¡¿Por qué has matado a Grisam?! – sollocé – ¿Qué es lo que quieren en realidad? – mi mente desesperada no sabía que más agregar.
– Siempre fuiste la preferida de papá – dijo Sarah con un toque infantil – mis padres no encontraron mejor tesoro desde que llegaste a este mundo y por eso ¡te odio Karim! – reveló Sarah.
– ¿Por qué habrías de odiarme? si yo te amo como lo que eres, mi hermana – mi estomago se contraía por el dolor de aquellas palabras. – ¿Ya lo has olvidado? – pregunté lastimeramente.
– Ahora estarías muerta, si tan solo no hubieras sido tan estupida como para que Gabriel te secuestrara – dijo llena de ira – A eso iba yo esa noche Karim, a matarte de una vez por todas – declaró.
– Esta bien, quieres odiarme ¡pues hazlo! pero nadie que esté en este campamento tienen nada que ver conmigo – dije intentando proteger al campamento.
– ¿No me digas que no te has enamorado del pequeño Gabe? – dijo aludiendo a Gabriel.
– Aunque así fuera yo no pinto nada aquí – me dolía aceptarlo, pero así lo consideraba.
– Siempre has sido bastante ingenua, nada de aquí me interesa ¿No entiendes que lo que quiero es entrar a la Brigada y tomar todo lo que se pueda? – A cada palabra Sarah hería mi corazón.
– ¿Por qué habrías de hacer eso? Bastaría con que te reconciliaras con papá y estirarás un poco la mano – sugerí.
– Bastaría con que… – me imitó nuevamente – ¿Siempre te han gustado las cosas fáciles verdad? – me cuestionó – ¡pues no, quiero matar a todos los que pueda a mi paso, por hacerme tan infeliz a costa tuya! – finalizó.
– Pues deberías empezar conmigo – le reté.
– No me arriesgaré en este sitio, no me han atacado, porque temen que te mate aquí mismo, además, papá tendrá que verlo, y así tal vez dejará de idolatrarte – miraba sus uñas, como si fueran lo más importante en ese momento.
– O tal vez te odiará más – dije después de un tiempo.
– Me llevaré a los más jóvenes – pude ver demasiado odio en sus ojos y me dio un miedo tan profundo que había olvidado la tarea de respirar – Y si no entran este domingo a la Brigada, los mataré a todos ellos, pero si colaboran, estarán de vuelta en este cuchitril – amenazó Sarah.
– ¿Y de qué te servimos nosotros? – le dije a Sarah.
– Facilitarán nuestra entrada a Bristol, servirán como distracción y obtendrán su recompensa – anunció.
– Y yo mi muerte – dije “razonando” sus palabras – Y ¿A quienes más piensas matar? – pregunté como si fuera cualquier cosa.
– Al bastardo de Ovidio y de paso, deberás convocar a los nipones y a los Caravaggio, espero que se encuentre Helena, me será más fácil que ir a sacarla de sus catacumbas.
– No entiendo por que haces todo esto, pero cumpliré con mi parte, y espero que tu cumplas la tuya – le respondí.
– No seas imbécil Karim, si ellos sucumben, el poder de cada Brigada será mío, mi padre nunca ha podido tomar el mando como es debido, y entonces mi madre se sentirá orgullosa de mí – al darse cuenta que todos la miraban, reparo nuevamente en mí –Tienes poco tiempo Karim, nadie te extrañará, ni siquiera eres hija de mis padres y aún así no entiendo porque sienten algo por ti– dijo sin tener en cuenta que yo creí no haberla esuchado.
– ¿De qué hablas Sarah? – sus palabras eran demasiadas, eran como puñales que se encendían dentro de mi cuerpo.
– ¡Basta ya de tus amenazas! ¡¿por qué no te largas?! – Alexander llegaba detrás de mí, con algunos Trashumantes, la interrumpió y no me interesaba entrar en sus calumnias.
– Hermanito ¡¿qué milagro?! – dijo Sarah arqueando una ceja.
– ¡No mereces ser mi hermana! – Alexander se irguió y mostró terriblemente sus colmillos, era un gesto familiar entre vampiros, pero me resultaba aterrador en su rostro angelical.
– Ni siquiera es tu hermana – dijo Sarah hacia Alex – Estas advertida Karim, el domingo al anochecer – me reiteró mi antes hermana y ahora enemiga.
– Allí estaré – acepté.
– Llévense a esos niños – ordenó Sarah a su orda de vampiros.
Los jóvenes que tomaban mi entrenamiento, habían esperado pasiblemente a un costado del arenal, nos miraban a Gabriel y a mí, como analizando la situación. De entre todos los jóvenes, que el grupo de Sarah arrastraba, el que más les había dado pelea, a la hora de reclutarlos, había sido Neithan, y al notar la tristeza en mis ojos, extrañamente se tranquilizo en brazos de uno de aquellos hombres con aspecto de ninjas, quizá aceptando lo que se venía y aceptando mi promesa de liberarlos.
En cuanto se perdieron de vista, noté que todo mi resentimiento para con Alexander se había evaporado, suspiré y corrí a sus brazos, me acarició el cabello, como si fuera una frágil y pequeña muñeca de trapo, tal y como me sentía.
– Haremos un plan – Alexander intentaba tranquilizarme, pero todo era inútil.
– Me he cansado de planes Alex – iré lo más pronto posible hasta la Brigada, y prepararé todo para el domingo. Le notifiqué.
– No estas preparada Karim – Alexander insistió con ternura.
– Esta vida en muerte me ha preparado para muchas cosas, menos para ser odiada por mi propia hermana y vivir entre mentiras, me he cansado y es todo lo que tengo que decir – concluí.
Besé la mejilla de mi hermano, no importaba si era hija de Orestes y Adara, no importaba si era hermana de Sarah o de Alex, yo aún les quería como tales y haría lo que fuera necesario, para mantenerles a salvo.
Caminé hacia mi habitación Gabriel me miró cuando pase a su lado, no pude descifrar su mirada, así que seguí de largo, todo el campamento se había quedado en silencio, los únicos ruidos que se apreciaban eran las gotas de lluvia, al hacer contacto con la tierra, y el grito de aquellos humanos encarcelados que nos servían como alimento. Ahora, eso me parecía más cruel de lo que en realidad era, y entonces comprendí, que no volvería a ver a Grisam, y lo mucho que había significado para mí.
Me lamenté en silencio, debía ser más que una victima, tal vez el destino querría que me hallara en ese estado y seguramente por ello me ponía pruebas cada vez más difíciles. Yo debía superar todo obstáculo y emprender mi corto camino hacia la muerte.
Recordé cuando podía simular ser una humana, en el instituto Morton Sheiman, me pregunté por la vida de mi amigo Leonard, y vinieron a mi memoria nuestros problemas inocentes, pero el recuerdo que sumía a todos ellos, fue el de mi primer beso, con Grisam, en la fiesta de Sally.
Grisam había sido una victima de las circunstancias. En ese momento anhelé ser una simple humana, y quería rendirme ante todo lo sucedido, pero era demasiado tarde, y el tiempo amenazaba con aplastarme, como a un gusano, si, un gusano chupa sangre.
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Shadow
sangre
de
la
tarde
herida
en
la
mano
y
una
vela
de
mi
corazón
para
invitarte
y
darte
este
alma
que
viene
para
compartir
contigo
tu
bello
blog
con
un
ramillete
de
oro
y
claveles
dentro...
desde mis
HORAS ROTAS
Y AULA DE PAZ
TE SIGO TU BLOG
CON saludos de la luna al
reflejarse en el mar de la
poesía...
AFECTUOSAMENTE
TOMA MI SANGRE
ESPERO SEAN DE VUESTRO AGRADO EL POST POETIZADO DEL FANTASMA DE LA OPERA, BLADE RUUNER Y CHOCOLATE.
José
Ramón...
http://www.Mariisalopeez.blogspot.com/
tambien te invito a leer mis historias y espero k comentes con tu opinion http://lighting-susurrosenlanoche.blogspot.com/ y http://elrenacerdelaoscuridad.blogspot.com/ espero k te gusten un saludo!!
lighling